
LA NECESARIA TRANSFORMACIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO DE LOGROÑO PASA POR DEVOLVER LA AUTONOMÍA A LAS NIÑAS Y NIÑOS EN LAS CALLES
(Reflexiones en la Semana Europea de la Movilidad (SEM) 2019, que se celebra del 16 al 22 de septiembre bajo el lema “Camina con nosotr@s”)
Que, al igual que la mayoría de las ciudades actuales, Logroño a día de hoy es mayormente hostil al desarrollo autónomo de la infancia es un punto en el que todos podemos estar más o menos de acuerdo. El juego de los niños se ha visto confinado durante las últimas décadas a parques infantiles delimitados y vigilados por personas adultas. Raras son las excepciones donde podemos ver a menores de doce años solos caminando por la calle, y mucho menos en bicicleta.
Cuando echamos la vista atrás treinta años, nos damos cuenta del retroceso de autonomía desde la infancia de la generación anterior a la actual.
Para revertir esta situación de falta de autonomía infantil, se hace necesario intervenir desde dos frentes: el institucional, liderado por el Ayuntamiento, y el ciudadano, preferentemente organizado en diferentes asociaciones (como las de Madres y Padres del alumnado) y los propios centros educativos. Y dentro de todos los temas a tratar, un primer punto puede ser la movilidad escolar, entendida como el trayecto de ida y vuelta que realizan nuestros vecinos pequeños cada día de casa al cole y viceversa.
Las razones para promover unos caminos escolares seguros, en los que las niñas y niños puedan ejercer su autonomía son varias, que podríamos resumir en tres escalas:
A nivel global, toca hablar de cambio climático y escenarios de colapso medioambiental. Distintas investigaciones ubican en las décadas de mediado de siglo el punto de no retorno si no revertimos el ritmo de consumo y contaminación actual. El lema “piensa global, actúa local” se puede materializar aquí, aparcando el coche y cogiendo la bicicleta, el autobús o caminando.
A escala de ciudad, Logroño cuenta con una orografía, un clima y una densidad urbana que la hacen especialmente propicia para la movilidad activa (a pie o en bici) y cuenta también con una red de transporte urbano (y metropolitano) bastante lograda. A su vez, la ciudad es el marco donde realizamos nuestra vida cotidiana, nos proporciona los cuidados, el acceso al encuentro con amigos, a la educación, al centro de salud, al comercio,… y también debería proporcionarnos seguridad. Uno de los factores que hacen a la ciudad más segura es, precisamente, la presencia de niños en la calle, al conseguir que el conjunto de la ciudadanía se involucre en su cuidado, como recuerda Francesco Tonucci, y ya adelantaba Jane Jacobs en los años sesenta del siglo pasado.
Si descendemos al nivel individual, el de los propios niños y niñas, existen múltiples razones para fomentar su movilidad autónoma: el primero tiene que ver con la propia salud. La Asociación Española de Pediatría ha publicado recientemente un informe instando a los centros educativos e instituciones a fomentar la movilidad activa a los centros escolares, en una sociedad donde los niños con obesidad o sobrepeso ya alcanzan el 40%. Otro motivo es el fomento de sus habilidades sociales y cognitivas. El camino escolar con amigos genera un espacio para la confidencia, el intercambio de opiniones y el juego, que se vuelve de gran valor en un contexto de excesivo individualismo y pantallas digitales. Y por último, el propio desarrollo personal del niño al que se le concede confianza y autonomía, que deriva en un incremento de su autoestima (yo soy capaz) y de su responsabilidad.
Por todo ello, nos gustaría hacer un doble llamamiento. El primero a las familias, vinculadas a través de los distintos centros educativos y las AMPAs, a explorar las posibilidades y ventajas que conlleva la implantación de caminos escolares seguros a sus colegios. Existen múltiples ejemplos en otras ciudades españolas, como Pontevedra (cero muertes por atropello), y también en Logroño, donde hace dos cursos el CEIP Comunidad de Aprendizaje Caballero de la Rosa iniciaba el proyecto del PEDIBÚS escolar.
El segundo llamamiento es a las instituciones, principalmente al Ayuntamiento (incluyendo tanto a los técnicos como a todos los grupos políticos y al equipo de gobierno), pero también a las Consejerías de Educación, Salud y Participación y otros organismos implicados, como la DGT, para promover las actuaciones necesarias para que dichos caminos escolares sean efectivamente seguros. Que las niñas y niños puedan desarrollar libremente su autonomía como peatones o ciclistas, revirtiendo la hegemonía del espacio público que, a día de hoy, mantiene el automóvil.
Consideramos que la seguridad y el pleno desarrollo de la infancia en el espacio público de nuestra ciudad y la transformación física de calles en entornos más amables para el peatón, redundará, a medio plazo, en una ciudad mejor para toda la ciudadanía.
Devolvamos la ciudad a la infancia, y así la recuperaremos para todas las personas.
(TRIBUNA PUBLICADA EL 18 DE SEPTIEMBRE DE 2019 EN EL DIARIO «LA RIOJA»)
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